El endocrino me dio volantes y volantes médicos. Fui al mostrador de las citas y monté una cola más larga que para el casting de operación triunfo. Especialistas que me han visto y pruebas que me han pedido:
- Psiquiatra: un bypass es una cosa muy seria, y tienen que asegurarse que en principio no tienes intención de hacerte daño o incluso suicidarte. Si no te cuidas tras un bypass es un suicidio.
- Neumólogo: me preguntó cosas como si me dormía de pie, en los transportes públicos o mientras hablaba con otras personas, ¡jaja! pues no. Lo más importante del neumólogo es que te pide la prueba del sueño o SAOS. A medida que estás sumergida en las pruebas te das cuenta que todo es una total tomadura de pelo, pero no es una carrera de velocidad, sino de paciencia y resistencia con obstáculos. ¿Cuál es la mejor forma de asegurarse de que de verdad estás decidid@? pues toreándote durante meses. La prueba del sueño es el toreo mayor, casi 9 meses de lista de espera y luego te dice el neumólogo que realmente no es imprescindible para la cirugía, peeero… es lo que te piden y no hay más.
- Analíticas: sangre y orina.
- Ecografía abdominal
- Ecocardiograma: una ecografía pero del corazón.
- Espirometría basal: soplar con todas tus fuerzas por un tubo.
- Psicólog@: pues casi lo mismo que el psiquiatra.
- Gastroscopia: te meten un tubo hasta al duodenorrll (como diría Chiquito de la Calzada). Es la prueba más molesta pre-operación, ya que que te metan un tubo hasta el estómago es muy desagradable. Puedes respirar bien, el aire no te falta en ningún momento, lo que tienes que controlar son las arcadas. Te hacen ir en ayunas, te tumban en una camilla de lado, y tienes 3 opciones: ‘a lo vivo’, sedación o anestesia. Yo me lo hice ‘a lo vivo’, con la respiración abdominal consigues que todo pase lo mejor posible. Esta prueba sirve para comprobar el estado del estómago y también te sacan muestras para hacerte biopsias. Dura muy poco.
- SAOS o prueba del sueño: para esta prueba te dan una maquinita y te explican como ponértela y dormir con ella. En mi caso tenía que ponerme un tubo en la nariz de estos del oxígeno (pero no me daba oxígeno, era para que la maquinita contabilizara mis respiraciones), una especie de pastilla que se colocaba en la nuez con esparadrapo para los ronquidos, un aparatito en el dedo índice como en las pelis, y dos cinturones elásticos, uno para el pecho y otro para la tripa, para también contar las veces que cogía aire. Así toda la noche, no tiene más misterio.
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